El regreso de Air: el encanto de la electrónica francesa y los 25 años de Moon Safari, el disco que marcó una época
El dúo de Nicolas Godin y Jean-Benoît Dunckel se presentará el 6 de noviembre en el Movistar Arena
En 1948, el arquitecto suizo (luego nacionalizado francés) Le Corbusier creó el modulor, un sistema de medidas basado en las proporciones humanas con la finalidad de que sirviese como base en las partes de la arquitectura y su relación con el hombre, y que usó en varias de sus obras más conocidas. Casi medio siglo después, Nicolas Godin decidió unir dos mundos mientras estudiaba arquitectura en la Escuela Nacional Superior de Versalles.
Cuando un amigo le propuso participar de algo tan improbable como un disco homenaje a Le Corbusier, Godin decidió equiparse con sintetizadores analógicos para crear “Modulor Mix”, la canción fundacional de Air, el dúo que hace tres décadas integra junto a Jean-Benoît Dunckel y que volverá por tercera vez a Buenos Aires para repasar, el 6 de noviembre en el Movistar Arena, las canciones de su álbum debut, el fundamental Moon Safari, publicado en 1998.
Desde un primer momento, Air basó su propuesta en el retrofuturismo, marcando la modernidad con el uso de equipamiento vintage, un recurso que permitía evocar cómo se imaginaba que sonaría el futuro en tiempos previos. En su música se percibía también la formación académica de sus integrantes: así como Godin era alumno de arquitectura, su compañero de banda estudiaba matemáticas, un cruce de disciplinas que sirvió no solo para pensar el armado y construcción de su música, sino también en la creación de variantes, sumatorias y desagregados para encontrar su fórmula distintiva. Con esa idea en mente, Air recopiló sus primeras canciones en Premiers Symptômes (“Los primeros síntomas”, en francés), un EP publicado en 1997. Allí, el dúo sentaría las bases de gran parte de su carrera, donde la electrónica retro interactúa con el factor humano, la evocación de ese diálogo entre el pasado y el futuro.
Y si bien su nombre parece aludir a uno de los cuatro elementos, el verdadero significado de Air es el acrónimo de “Amour, Imagination, Rêve” (“Amor, Imaginación, Ensueño”), tres componentes que sobrevuelan las canciones de Moon Safari, su primer larga duración, publicado en enero de 1998. El título del álbum era lo suficientemente autoexplicativo: lejos del fervor de los clubes nocturnos, la propuesta de Air era propia para un paseo contemplativo por la superficie lunar, como lo sugieren temas como “Sexy Boy”, “Kelly Watch the Stars” y “Remember”. Con el foco puesto ya no solo en la música instrumental, Godin y Dunckel camuflaban sus voces con vocoders y filtros para adoptar un tono robótico, aunque también invitaron a una casi ignota cantante norteamericano, Beth Hirsch, que se hizo cargo de dos de las canciones más intimistas (y “humanas”) de Moon Safari: “All I Need” y “You Make It Easy”.
Gran parte del éxito de Moon Safari se debió a que era un disco que no dialogaba con la música de su época, cuando el llamado “french touch” sugería, como diría Ernest Hemingway, que París era una fiesta. “Pensé que nunca íbamos a tener una carrera musical porque mi gusto personal era muy diferente de todo lo que sonaba en la radio en los ochenta y noventa. Realmente odiaba todo lo que salía de la escena musical francesa, era bastante deprimente. El sonido de los ingenieros, la manera en la que se tocaban las baterías, el audio de los guitarristas. Era la peor cosa posible”, dijo Godin al portal Loud and Quiet. Sin embargo, en 2016, fue más benévolo con sus coterráneos: “Creo que por alguna razón los franceses somos buenos con la electrónica, porque cuando usamos sintetizadores podemos crear sonidos muy románticos y melancólicos. Cuando viajo alrededor del mundo veo que no en todos lados es así. Muchos de mis amigos en Estados Unidos e Inglaterra hacen cosas que no me gustan como suenan, aunque no sé explicar bien por qué. Creo que es una cosa francesa, que tiene algo de secreto y es parte del encanto de la música”.
Air dio su siguiente gran paso en 1999, cuando aceptó la propuesta de Sofia Coppola para musicalizar su ópera prima, Las vírgenes suicidas. Lejos de crear viñetas y fragmentos microscópicos funcionales a la película, la dupla encaró la tarea con la misión de hacer canciones concretas que pudiesen ser disfrutadas fuera del contexto de una sala de cine. Su aporte se convirtió en un nuevo disco, el nostálgico The Virgin Suicides, cuyo primer single, la balada “Playground Love”, tuvo a Thomas Mars, de Phoenix, como vocalista invitado.
Sus siguientes movimientos evitaron ser previsibles: en 2001, Air lanzó 10000 Hz Legend, un disco con menos presencia humana y de ínfulas progresivas, que tuvo también su correspondiente disco de remixes al año siguiente, y remató esta secuencia con City Reading, un álbum que mezcla música instrumental y spoken word del escritor italiano Alessandro Baricco.
De la mano de Sofia Coppola, Air volvió a su mejor forma cuando compuso “Alone in Kyoto” para la película Perdidos en Tokio, que sirvió para disparador del disco Talkie Walkie, de 2004, producido por Nigel Godrich, conocido por su trabajo con Radiohead, Travis y Paul McCartney. La sociedad con Godrich se repitió en el disco siguiente, Pocket Symphony, donde participaron como vocalistas Jarvis Cocker, de Pulp; Neil Hannon, de The Divine Comedy y Beck. Y así como Kraftwerk tiene su propio laboratorio sonoro llamado Kling Klang, en 2009 Air estrenó su estudio, llamado Atlas. Ahí, Godin y Dunckel grabaron sin colaboración de terceros el que es el último disco formal de Air a la fecha, Love 2, que sirvió también como excusa para que la dupla llegase por primera vez a Buenos Aires, en 2010, como parte de un festival ecológico junto con Juana Molina, Onda Vaga y Leo García.
Y si en su álbum debut Air se proponía encarar un safari por la luna, tiene sentido que en 2012 el dúo fuese convocado para escribir una nueva banda de sonido para el estreno de una versión restaurada de El viaje a la Luna, de Georges Méliès en el festival de Cannes, una experiencia luego convertida en disco bajo el nombre Le voyage dans la lune.
Desde entonces, los trabajos de Air han sido más esporádicos, como la creación de una pieza única a pedido del Palacio de Bellas Artes de Lille o un repaso por su trayectoria en la antología Twentyears, de 2016, que trajo a la banda por segunda vez a la Argentina, esta vez para ser parte del festival Music Wins, junto a Primal Scream, Courtney Barnett, Kurt Vile, Mac DeMarco y The Brian Jonestown Massacre. En esa ocasión, Godin analizó el legado de su propia banda: “Cuando cursaba mi carrera y hacía mis primeras canciones, estaba preocupado por cómo resistirían el paso del tiempo. Cuando las escucho ahora, porque tuve que hacerlo para elegir las mejores de ellas para este compilado, me sorprendo porque envejecieron muy bien, son bastante atemporales”.
Air. 6 de noviembre en Movistar Arena. Entradas a la venta desde 50.000 pesos en el sitio oficial